En su Historia de Roma en la Edad Media, Gregorovius
escribe: “Desde hace mucho tiempo existía
en Roma, el gremio de orfebres unidos a las de talabarteros
y herreros; se separaron de éstos en 1509 para
construir, con el consenso de Julio II, la iglesia de
San Eligio en la Via Giulia, cuyo proyecto se debe a Rafael”.
Las pocas palabras de Gregorovius expresan claramente
el honor, la historia y la cultura del “Nobil Collegio
degli Orafi e Argentieri di Roma [1] ”
y además atestiguan el poder y el nivel profesional
del que gozaban los orfebres romanos.
La profesionalidad, la cultura y – sobre todo –
el amor por la profesión son características
aún vivas entre los miembros del Nobil Collegio
que han contribuido a mantener en vigor el espíritu
y las finalidades de la Congregación.
La Universidad de Orfebres, Herreros y Talabarteros, o
“VI Gremio” tenía como sede la iglesia
de S. Salvatore alle Coppelle, edificada en 1196 bajo
el pontificado de Celestino III.
Sólo más tarde, en 1404, las tres Artes
se dividieron, generando las confraternidades autónomas
respectivas, manteniendo la misma sede y como Santo Patrón
a San Eligio, Obispo de Noyón..
Tras varios tramites entre el Obispo de Noyón y
el Nobil Collegio y por intercesión del embajador
de Francia ante la Santa Sede, el 22 de junio de 1628
llegaron a Roma las reliquias del Santo que se colocaron,
y siguen siendo conservadas en un busto-relicario muy
valioso, de inspiración barroca, reconstruido por
el maestro Giovanni Pallottola en plata repujada y cincelada.
Por un documento con fecha 5 de abril de 1430, encontrado
por el Profesor Franco Lucio Schiavetto en los Archivos
Secretos del Vaticano, sabemos que el Gremio de Orfebres
ya existía en el mismo año, pues a los Cónsules
estaba encomendada la acuñación de todas
las monedas de la Casa Pontificia de la Moneda, ubicada
junto a la iglesia de los Santos Apóstoles.
A principios del siglo XVI, los orfebres formaban parte
de las “artes mechanichae”, la casta más
humilde de los oficios, pero querían, sin embargo,
establecer un gremio totalmente autónomo para ingresar
en el olimpo de los artistas.
Cuarenta y dos orfebres, en parte de Roma y en parte de
la Corte Pontificia, llevaron a cabo un esfuerzo político,
económico y de organización para poner en
marcha este proyecto. Según las actas del Archivo
Histórico de San Eligio, se reunieron el 13 de
Junio de 1508 en el oratorio de los Santos Pedro y Pablo
para fundar la Universidad de los Orfebres. El 23 de junio
siguiente se reunieron otra vez en congregación
plenaria en la iglesia de Santa Lucía para decidir
y establecer las reglas de la Universidad a punto de crearse.
En la misma reunión decidieron dejar de compartir
la iglesia de S. Salvatore alle Coppelle con talabarteros
y herreros y alquilar (o comprar) un terrreno cerca del
río Tíber, donde estaba la antigua iglesia
de San Eusterio y allí construir una nueva iglesia
para reunirse de manera permanente y autónoma.
El 25 de junio del mismo año los orfebres presentaron
al Santo Padre el nuevo estatuto y una petición
para construir la nueva iglesia. El acto de aprobación
se concedió el 12 de junio de 1509 por parte de
Julio II de la Rovere con un “Breve” [2]
con que dio su consentimiento, así que “li
diletti figlioli dell’Università degli Orefici
in Roma” pudieran “costruire et edificare
et di far fabbricare una chiesa, ovvero cappella, sotto
detta invocazione di S.Eligio, in strada Giulia e in loco
che per tale effetto si trovasse più comodo”.
[3]
Después de varias vicisitudes, se encomendó
el proyecto de la iglesia a Rafael Sanzio, en la que dejó
las huellas de su genio, creando una joya para la posteridad.
Entre 1883 y 1884 el Gejmuller y el Muñoz supusieron
por primera vez que el proyecto original de la iglesia
era de Rafael, subrayando que existía, sin duda,
una influencia muy fuerte de Bramante. Su opinión
estaba basada en el diseño de Sallustio Perruzzi
que presenta sección, prospecto y los detalles
de la iglesia de San Eligio, con una nota que atribuye
la obra al propio Rafael (Galería degli Uffizi,
Florencia, Cuarto de diseños e impresos, Gabinete
de Dibujos y Estampas, n.635 Ar+V).
El acto de fundación de la Universidad y consagración
de la iglesia marcaron un punto de llegada y también
de salida para los orfebres romanos, acentuando aún
más la divisiòn entre ellos y las congregaciones
de los metales bajos y también el comienzo de la
calificación artística de su propia profesión.
De año en año y de siglo en siglo se han
acumulado documentos y escritos emitidos por la Universidad
y que hoy en día forman el Archivo del Collegio.
En el Archivo Histórico se encuentran documentos
desde 1509. Es uno de los pocos archivos históricos
de un gremio en Italia y está completo, desde el
momento que no ha sufrido dispersión de documentos,
ni tampoco parcial; por lo tanto, representa una fuente
muy importante de información de la historia económica
de Roma.
En el se encuentran más de 200 volúmenes
y casi mil documentos diferentes, acumulados con continuidad
desde 1509.
El valor del archivo ha sido recuperado gracias a la obra
de los socios de hoy, por su entrega y su entusiasmo.
Es un recurso similar a un monumento o una iglesia, pero
también el centro de la memoria histórica
del Gremio.
En la colección de documentos se destacan los estatutos
originales que establecen normas para ejercer el arte
de la orfebrería. Los estatutos más antiguos
son de 1509 y se conservan dos manuscritos en pergamino,
de fechas 1550 y 1612. Estos documentos están escritos
en italiano arcaico, aunque en el segundo sea algo más
“modernizado”..
El estatuto se abre con el elemento más importante:
la aprobación papal, el consentimiento por parte
del Papa Julio II, otorgado por una Bula, con la cual
Julio II aprueba los nuevos estatutos y concede el permiso
para construir la nueva iglesia: “Un loco idoneo
per edificare una conveniente ecclesia... Et in quella
adunare et ordinare quelle che risultino ad onore ed utilità
degli orefici et construere dicta ecclesia nella via Giulia,
sub invocazione de sancto Eligio la quale de mandato nostro
se fabbrica apresso al Tevere con opera assai somptuosa...”.[4]
La Università degli Orefici estaba dirigida por
un Camarlengo y tres Cònsules y entre sus funciones
principales destacan las de vigilar y controlar el mercado
del oro. Quedaba terminantemente prohibido ejercer el
arte o abrir un taller sin la autorizaciòn de la
Corporaciòn, que, después de evaluar minuciosamente,
otorgaba la licencia, llamada “patente”. La
licencia estaba emitida en original y copia, la primera
era entregada al maestro orfebre y la copia conservada
en el archivo de la Corporaciòn.
Las licencias siguen siendo guardadas en el archivo histórico
de la Universidad de los Orfebres, donde también
se encuentran las de Valadier y de Belli, maestros plateros.
El prestigio social y el poder económico que la
Universidad ganó a lo largo del tiempo es más
evidente por los privilegios de que gozaba la Congregación,
es decir el de participar en la prestigiosa procesión
denominada “de las Artes”, celebrada cada
15 de agosto en honor del S. Salvador. Por decreto del
Senado Romano en el siglo XVI, que establecía la
orden de precedencia, se le concedió a los Aurifices
un puesto de preeminencia.
El poder legislativo de los gremios a lo largo del tiempo
se evidencia en un documento guardado en el archivo y
comúnmente llamado “Breve”, con que
el Papa Pablo V concedió el 21 de Octubre de 1611
la facultad de rescatar a un condenado de la pena capital
en el día de San Eligio, excepto los condenados
por delitos de homicidio intencional, lesa majestad, sofisticación,
falsificación y herejia.
El estatuto adquiere una gran importancia por los documentos
referentes a las primeras normas que regulaban la correcta
elaboración del oro y de la plata. Como el Estado
Pontificio no había establecido normas en este
campo, aprovechó las establecidas por el Collegio,
relativas al título de los metales, la selladura
y el tipo de pesos que se debía de utilizar.
La actividad normativa se desempeñó hasta
la unificación en el siglo XVII y las normas establecidas
por el estatuto se convirtieron paulatinamente en leyes
oficiales del estado. El estatuto de 1509 se renovó
por primera vez en 1739.
El cargo de Cónsules del Collegio era muy prestigioso
y a menudo eran convocados por la Casa Pontificia de la
Moned a para probar la “calidad de las monedas”
acuñadas antes que se pusieran en circulación.
Desde principios del siglo XV hasta 1870, los orfebres
siguieron comprobando la calidad y controlando la acuñación
de la Casa Pontificia de la Moneda.
Entre los documentos conservados en el archivo, destacan
los Registros en los que el Escribano del Collegio registraba
todas las deliberaciones en materia de orfebrería
y el pergamino del Cardinal Camarlengo del Estado Pontificio
(el equivalente del Presidente del Consejo de Ministros
de hoy) que autorizaba a los orfebres a limpiar ellos
mismos el suelo de enfrente a los talleres y de manera
que podían recuperar las limaduras de los metales
o de las piedras por filtración o seleccionando
la basura.
Otro documento de gran valor histórico es el Registro
de Profesores con “Patente”, licencia que,
además de sus nombres, lleva el número de
la licencia, la dirección del taller, la fecha
de la muerte o de cese de la actividad y unas cuantas
observaciones.
Con el consentimiento concedido por el Papa Clemente XII
Corsini en 1738 (y publicado en 1740), el Collegio renovó
otra vez sus estatutos y el gremio tomó el nuevo
nombre de “Nobil Collegio degli Orefici e Argentieri
di Roma”. Además de esto, en 1650, se añadieron
los plateros, que antes pertenecían a la Universidad
del “batihoja” (hay copias guardadas en la
Biblioteca V. Emanuele, en la Angelica y en los Archivi
Capitolini).
Desde el principio, el Collegio era una institución
de mutuos y de asistencia a las jóvenes distribuyendo
cada año, el día 25 de junio, cierto número
de dotes. Por los archivos consta que en el año
de la unificación de Italia, es decir en 1870,
la Universidad donó a muchachas necesitadas cinco
dotes de 25, 21 y 20 escudos y dos de 12,50 escudos.
A lo largo de la época napoleónica, el Nobil
Collegio tuvo que someterse a las normas francesas pero
sin sufrir la supresión llevada a cabo por el Pontífice
Pío VII Chiaramonti y que afectaron a los demás
Gremios de Artes y Profesiones. En enero de 1820, logró
por fin restablecer sus estatutos.
La época florida del Nobil Collegio se acabó
el 20 de septiembre de 1870, al aplicarse a la recién
establecida nación el Statuto Albertino, que imponía
el fin de los privilegios y prerrogativas y sobre todo
la exclusión de las asociaciones artísticas
y artesanales de las actividades públicas.
Desde el momento que se le prohibía llevar a cabo
sus actividades, establecidas por su propio estatuto,
los maestros romanos, reunidos en la Congregación
General del 9 de enero de 1873, decidieron convertirse
en “Consorzio degli Orefici e Argentieri Maestri
d’Arte di Roma” y por Decreto Real del 19
de diciembre de 1875 se le concedió el rango de
“Cuerpo Moral”.
El Consorcio desempeñó principalmente tareas
asistenciales, proporcionando ayudas a socios enfermos
e inválidos y administrando los legados para donar
las dotes con regularidad, gozando de recursos financieros
procedentes de las rentas de bienes raíces, muebles
y sobre todo de las contribuciones voluntarias de los
socios.
Además junto al Consorzio funcionaba también
la “Caja de Asistencia”, aunque diferente
de la anterior. El papel social desempeñado hasta
aquel momento por el Gremio fue reemplazado paulatinamente
por las instituciones estatales para la asistencia y la
sanidad.
Por el contrario, el papel técnico del Consorzio
en el sector artesano fue reemplazado por las instituciones
locales encargadas del desarrollo económico del
Reino de Italia.
El Consorcio sigue siendo el guardián de las tradiciones,
de los tesoros artísticos y del Archivo Histórico,
el único punto de referencia cultural para el desarrollo
de la orfebrería.
Con motivo de un Decreto del Presidente de la República,
el 9 de octubre de 1971 el Consorzio se convierte en “Università
e Nobil Collegio degli Orefici e Argentieri dell’Alma
Città di Roma” y se encarga de manera definitiva
en desarrollar su papel cultural, tal como se consolidó
através de los años. A partir de este momento,
empezó una vida cultural renovada.
Los orfebres y plateros del “Nobil Collegio di Gioiellieri
Orefici ed Argentieri dell’Alma Città di
Roma”, a lo largo de cuatro siglos han desempeñado
cargos importantes y desarrollado específicas funciones:
maestros, pesadores y controladores de calidad de la Casa
Pontificia de la Moneda, pesadores y estimadores del Sagrado
Monte de la Piedad, controladores de pesos y medidas con
jurisdicciòn propia y con gran número de
exoneraciones, privilegios, derechos y honores, sin descuidar
sus propias actividades artisticas.
El Collegio degli Orafi ed Argentieri antiguamente elaboró
un registro y aún ahora lo elabora por artistas
famosos de reconocida capacidad y sensibilidad, que han
contribuido y que mantienen alto el prestigio de la categoría.
Notas
[1]
El “Nobil Collegio degli Orafi e Argentieri di Roma”
(Noble Colegio de orfebres y plateros de Roma) trata de
mantener vivas las nobles tradiciones del arte de los Maestros
Romanos de Orfebrería, [ndt]
[2] El
Breve Pontificio es un documento menos solemne que una bula
que contiene actas y decisiones del Papa, [ndt].
[3]
Este texto es un extracto del acto del Papa que en español
sería: “los hijos favoritos de la Universidad
de los Orfebres de Roma están autorizados a construir
y edificar una iglesia, es decir capilla, bajo la protección
de S.Eligio, en la Via Giulia, en el lugar donde la construcción
sea más facil.”
[4]
El texto es en italiano del siglo XVI. Se puede traducir
al español moderno como “Un lugar idóneo
para construir una iglesia…y en la misma agregar y
organizar las actividades que resulten más beneficiosas
para los orfebres; también construir dicha iglesia
en la Via Giulia, bajo nuestra orden, cerca del río
Tíber, con obras suntuosas y bajo el nombre del protector
San Eligio.”
[5] Lazio
es una región administrativa de Italia, [ndt].
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